WE'RE NOT IN WONDERLAND ANYMORE, ALICE.

jueves, 5 de febrero de 2015

Escuché que "querer" representa lo mundano, lo material, lo banal del deseo. Y yo quiero a las personas que quiero, pero mi representación de "querer", es similar y a la vez muy distinta. Es decir, los aprecio, y los quiero tener. Suena cosificador, pero es que para mi más que personas, son tesoros. Siento que voy por la vida coleccionando almas hermosas, y que me perdonen si suena retorcido, pero me fascina descubrir minas de oro de carne y hueso.
Suelo odiar mucho a la gente, pero cuando la amo, la amo de verdad. No voy a dedicar ninguna linea a intentar explicar qué es el amor esta vez. Simplemente voy a decir que amo sentir que los tengo, aunque se bien que no se trata de objetos que uno pueda poseer, siento que los tengo desde lo espiritual. Puedo decir que encontré en ellos lo mejor de las joyas del mundo, tan diferentes entre sí, y tan hermosas. Y tenerlos significa poder apreciarlos, a su vez, sabiendo que son materia y energía distinta de mi, pero existen, y están allí permitiéndome disfrutar de la simpleza y majestuosidad de su presencia.
Al mismo tiempo, quererlos en mi vida me convierte en una especie de tasadora, y lamento si la comparación de la que me estoy sirviendo se vuelve cada vez más desagradable, pero permitanme sugerir que desliguen estas palabras de lo relacionado al mundo material... y comprendan, que valuar estas joyas, significa medirlos en valores mucho más altos que los superficiales, mucho más puros y reales. Y así, elegirlos a ellos y no a otros, me enorgullece de mi buen gusto y mi capacidad de rodearme de estas joyas exóticas, aveces devaluadas, de enorme valor.
Olvídense del significado terrenal de las palabras, imagínense que refieren a otro mundo que no vemos, sino que sentimos. Tener es distinto a retener. Tener, es tener en mi campo sensorial. Tener, es tener en mi campo espiritual. Tener a mi alcance. Tener a mi lado. Y esta forma de "tener", escapa al concepto conocido. Porque ese alguien que uno "tiene" puede irse, pero desde el alma, va a seguir estando. Lo vamos a seguir teniendo al alcance de nuestra conexión emocional.
Yo siento que los tengo porque están en el mismo sitio que yo, y no los ignoro. Yo siento que los tengo porque allí están, y disfruto de su existencia. Yo siento que los tengo porque valen, y quiero cuidarlos, para que no se extingan. Yo siento que los tengo, desde el momento que ellos, también me tienen a mi.