WE'RE NOT IN WONDERLAND ANYMORE, ALICE.

domingo, 6 de enero de 2019

Guess who is depressed again.

Otra vez en esa? Sí, otra y mil más. Todas las necesarias hasta asimilar que esto es lo que hay, que este boceto y los profundos surcos de las lineas desdibujadas, cicatrices de varios intentos, lo son todo y son todo menos lo que querían ser. Las ideas originales que jamás lograron ser plasmadas con éxito en la hoja, son fantasmas atrapados en el limbo de la no aceptación. Los modelos inspiradores que solo han servido para contrastar con lo que no se pudo, yacen yuxtapuestos al borrador, como recordatorio constante del fracaso. Entre todo ese miserable intento de obra, las manchas irremovibles que alguien salpicó, con o sin malas intenciones, condicionan mi proyecto a adaptar su forma a ellas, para cubrirlas, convertirlas en parte de la composición, tal vez dándole sin querer una mística especial, pero que jamás me dejarán pasar de su marca. No se borran. Y si la luz es apropiada, si el clima favorece, si la mesa tenía todas sus patas bien apoyadas en el momento en que empecé, importa ya? Puedo mover la lámpara, abrir la ventana, encender el aire o la estufa, poner un viejo libro bajo la pata de la mesa, pero los trazos hechos, hechos están. Y para colmo esa mala, maldita costumbre de mirar lo que hace el resto, en sus mesas, con sus hojas; observo y me frustro. A veces es tan agotador. Y si no lo asimilo nunca? Hace ya 27 años y 9 meses que estoy trabajando en esto! Y sigue siendo una cagada... arrugar la hoja, tirarla al tacho e irme. Lo considero y me estremezco. Vuelvo a mirar la hoja, es la única que tengo. Me esfuerzo porque me agrade. Agarro el lápiz. Lo intento otra vez.