A su pregunta, ella nunca dijo que no. El no volvió a preguntar, no hizo falta. Muchas veces uno repite las cosas (volviéndose una molestia) con el objetivo de que la otra persona entienda. Pero a la primera es probable que lo hayan entendido, a la segunda ya es un hecho. Si, sin embargo, continúan actuando como si no lo entendiesen, no es porque no comprendan, es porque no les importa.