WE'RE NOT IN WONDERLAND ANYMORE, ALICE.
Mostrando entradas con la etiqueta Reflections. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Reflections. Mostrar todas las entradas

sábado, 5 de abril de 2025




No siempre queremos un aprendizaje,
a veces sólo queremos amor, estabilidad,
alguien con quien compartir la vida
sin tanta turbulencia.



viernes, 28 de marzo de 2025

 Así que esto es lo que realmente se siente "sanar"? Dejar de resistirse y aceptar que va a doler mientras se cura, que arde cuando se desinfecta, que a veces puede parecer que ya cierra pero se vuelve a abrir, y hay que volver a purgar.. y esperar.. porque no es rápido. También que es un equilibrio entre tener paciencia y no andar removiendo donde duele, pero a la vez ocuparse, hacer algo al respecto.

Así que esto es lo que realmente se siente "abrazarse a une misme"? Mirar a los ojos a todas tus versiones anteriores y abrazarlas, decirles que está bien, que hicieron lo que pudieron porque fue lo que les salió en el momento, con las herramientas que tenían (therapy cliché but true); que aunque no hayan sabido protegerse y salieron malherides, no se dejaron vencer por el dolor y la decepción. Porque tal vez fueron dures consigo mismes por eso, pero no se autodestruyeron definitivamente porque sabían que ni un mal momento (o varios) ni una mala decisión (o más de una), definían su valor. Y porque confiaron en que en ese momento no pudieron hacerlo mejor pero que en algún futuro existía una versión de sí misme que sí iba a poder. Tuvieron esperanza en que esa versión iba a llegar y reivindicarles algún día, pero no esperaron a que apareciera: se ocuparon de que exista. Me amaron y abrazaron aún antes de conocerme, y sabían que me merecía (nos merecíamos) algo mejor.

Y hoy en día no es que las cosas duelan menos, es que me volví mejor en aceptar y tolerar ese dolor.

Y no voy a corromper mi esencia por construir un personaje ficticio, nunca lo hicimos, no lo haremos ahora. Hay que ser valiente para sentir en un mundo que nos quiere anestesiades y entre ideales de amor propio que sostienen que priorizarse es ignorar que existen otres que también sienten (y hacen lo que pueden con eso). Me rehúso a ser eso. Como también me rehuso a perder la esperanza de que adelante hay cosas mejores. Creí en mí antes y no me defraudé. Confío en la versión de mí que va a venir, aunque todavía no le conozca, mientras me ocupo de lo que hoy me compete, para asegurarme de que mañana exista.

jueves, 18 de enero de 2024

Por qué soy une militante del verano?

La gente dice que estamos loques, que seguro tenemos pileta y aire acondicionado. Yo no tengo ninguna de las dos cosas...

Pero sí tuve el privilegio de tener una infancia feliz y haber pasado unos Diciembres, Eneros y Febreros hermosos. Por eso milito el verano, para mis adentros. Para ver si así logro devolver un poco ese espíritu optimista a mi versión adulta que a veces se vuelve tan gris, fría, y desolada.


Recuerdo que esperaba los días de calor con emoción. Me gustaba mucho jugar con agua, todavía me acuerdo con detalle de mi ropa veraniega de los 90's, incluso la de mis 3 años. Cada vez que llegaba la temporada, me ponía tan ansiose por armar el arbolito de navidad, como por abrir mi caja de ropa de estación y volver a encontrarme con mi short de gatitos, mis mallas coloridas, mis remeras estampadas y mis gorritas.


La carpa playera, la pelopincho, las lonas. La chocolatada fría y la gaseosa en lata. El olor a pasto, a protector solar, a off y espiral; el perfume del pelo recién lavado -que no es igual al pelo lavado de cualquier momento del año-, porque esos días se convierte en un blend aromático de acondicionador con olor a sol, a pile y a mar.


Me entusiasmaba el verano porque sentía que era la puerta a un montón de cosas nuevas, era sinónimo de diversión y de aventuras. Sabía que en esa época cosas muy buenas pasaban: conocía amigues nuevos, me llevaban a lugares lindos al aire libre (el club del Banco, el río, la isla, los arroyos cordobeses, la playa...)


Había mucha expectativa puesta en el verano y casi nunca me fallaba, de hecho, cada vez se ponían mejor. En uno de esos conocí a mi amiga Clarita, de Villa Gessel, con quien compartimos varias vacaciones de juegos en la playa y a quien mi familia "adoptaba" como una hija más. Osea,  cómo no va a ser genial el verano?! Si hasta me regalaba la chance de tener una hermana de mi edad por unos días!


Recuerdo que un año nos fuimos a Gessel y, a la vuelta, al toque nos fuimos a pasar unos días en la isla. Estaban mis hermanos, mi prima, su hermana y otres niñes. Había muches adultes también y vi -creo- por primera vez, a mis viejes disfrutar de un verano como si elles fueran niñes también. Se sentaban a pescar y charlar a la luz de la luna por horas, hacían fogones, cantaban; mi tío pelado nos llevó a recorrer una micro jungla (para mí era eso) dentro de la isla. Había bichitos de luz que de noche encendían el aire y el pasto. También, inventé una obra de teatro con les chiques y llamamos a todes les grandes para que la vieran. Fui tan pero tan feliz, que apenas llegué a casa, me puse a pensar en las próximas vacaciones. Le escribí una carta a Clarita -que nunca le mandé- contándole sobre la isla y diciéndole que convenciéramos a nuestres papás de que la dejaran venir el próximo año. Me acuerdo que en mi agenda de Garfield me la pasaba planificando, anotando ideas de juegos y cosas que quería hacer cuando nuevamente, llegara el verano.


Pero el problema, cuando une le pone muchas expectativas a algo, y cuando ese algo ya ha demostrado ser muy bueno, es que la vara queda siempre un poco más alta y que, el no cumplimiento de lo que se espera, desemboca en decepción.


Así fue que ese próximo verano llegó y no volvimos a la isla. Sin embargo sí fuimos a Gessel, como lo hicimos durante años, pero eventualmente, una temporada mis viejes se hartaron de esa rutina -con toda razón y derecho- y decidieron que íbamos a cambiar de destino vacacional. Y hablando de cambios, yo ya me estaba adentrando en la adolescencia -cosa que viví de manera traumática, full negación- y entendí que esos veranos que había planeado en mi mente y plasmado en mi agenda, ya no iban a ser posibles. Porque por más que volvieramos a los mismos lugares, ni las circunstancias, ni yo, ni todes les demás íbamos a ser les mismes.


Ya sé, son issues de niñe bien de clase media, pero estas pequeñas frustraciones de darme cuenta de que mi época favorita no iba a volver a alcanzar los picos más altos de felicidad que me supo generar años atrás, fundaron los cimientos de una sutil tristeza subyacente que me acompaña hasta el día de hoy, de que las cosas inevitablemente cambian, que lo bueno es efímero, que la felicidad es un momento y como tal, se termina, y que no importa cuánto planifiquemos, la concreción de nuestros deseos no siempre depende de nosotres.


Después vinieron los veranos de la adolescencia. De ahí en más, a la inamovible expectativa -casi obsesiva y subconsciente- de que el verano debía ser genial, cuasi eterno e inolvidable, se le acoplaron los estándares de Cris Morena y de revista teen de moda de que debía ser hermoso y perfecto. Es decir, no sólo debía alcanzar mi propia vara de felicidad, sino que ahora también debía incorporar los estereotipos de cuerpo hegemónico, de amistades cómplices con quienes crear anécdotas memorables y del amor de verano, fresco y digno de recordar.

Obviamente, muy a pesar de mi exigencia e idealización, no alcancé nada de todo eso.


La adultez trajo consigo otra serie de complejos y desaveniencias (emocionales, mentales y también materiales). Y acá estoy, a mis 32 años, ya pasados los medidados de Enero, tirade en mi colchón sin sábanas y descargando toda esta catarsis con tintes de revelación:

POR-QUÉ-ME-PESA-TANTO-TODO???!! Porque además está la culpa de no poder disfrutar, sin siquiera tener motivos para estar tan triste. Y que cuando no estoy triste, estoy de mal humor y enojade; y que cuando no estoy así, estoy aterrade, con pánico de morirme o que alguien se muera o que cualquier tipo de cosa que pueda salir mal, salga peor que mal y desemboque en los peores escenarios posibles.


Me abstraigo. Me disocio...


Basta. No sé cómo, pero BASTA.


Quiero ser feliz. Aunque me cueste aceptar que es un estado efímero, no permitirme disfrutarlo por la angustia de que se vaya a terminar es casi un crimen. Aunque me lleve constante trabajo aceptar que jamás va a estar todo perfecto, que siempre algo nos va a molestar, perturbar o doler, eso no puede ocupar todo nuestro espacio ni toda nuestra energía. Y aun a pesar de las inevitables comparativas, sé que voy a descubrir que hay muchas otras formas de alcanzar la felicidad, que ponerles rango es un poco ingrato y pretencioso, y que ninguna felicidad se va a parecer a la otra... mucho menos, a la de los veranos de mi infancia.

domingo, 4 de junio de 2023

 Cansade de ser rehén de la nostalgia
y que los fantasmas del pasado
me hagan lobby en la mente.

lunes, 9 de agosto de 2021

Mi año de cangrejo

 "Yo te recomiendo que por ahora vuelvas a lo de tus viejos y te instales ahí una base para reestructurarte y formarte" Y qué bueno que te hice caso, insospechado el año que se nos venía encima... Después de mi año de catástrofe personal, volver a lo de mis viejos, a mi cuarto, con mi cobacha de techo de madera y mi gata, era lo que necesitaba para sanar y recuperar fuerzas para afrontar la adultez inminente que, por más que inútilmente lo intentara evitar, ya me había llegado hace rato. Mi año cangrejo, de volver hacia atrás unos pasos y meterme hacia adentro, era lo que necesitaba para llegar a ser cabra de montaña, y saltar hacia arriba, por los terrenos más empinados.

El peor año para todo el mundo, mi año cangrejo, me acobijó de una manera que me avergüenza admitir, por vergüenza de le niñe mimade que desde hace varias vidas supe ser. Estaba en casa y todes estaban ahí, a una pantalla de distancia, en el resguardo de mi piyama y el calor de una taza de té. No, nadie la pasó bien, para mí tampoco fue una fiesta. Pero lo veo a la distancia y ahora sé, que ese año fue un instante de esos que intentaba inmortalizar en mis dibujos de pequeñe, de esos que ilustrarían mis deseos de cumpleaños y que, me imagino, el cielo estaría hecho de. Un regalo antes de crecer (como si crecer fuera una decisión, o un acontecimiento de un momento al otro).

En cada despertar viendo las vetas de la madera, bajar de mi cama, ponerme mi bata rosa, prender la computadora, me preguntaba cuánto más duraría, me recordaba saborear esas mañanas. Y siento que fue sólo parpadear, y ya no más... Me dan ansiedad las canciones que nos recuerdan que todo cambia o que todo se termina, porque ya lo sabemos y, en mi caso, si escucho música es para olvidar. Es como cuando le ponen sabor rico a un jarabe horrible, dejalo así! Ya sé como son las cosas.. no me gustan.. hace 30 años que intento no pensar, o "por el contrario", que juego a la terapia de shock y me siento ama de llaves de mi Casa 8. Ya sé que no hay tiempo para prepararse para el paso del tiempo, y aún así se me ha tenido condescendencia. Ya sé que hay que disfrutar al máximo, porque nada es eterno (canciones del orto!) pero me da ansiedad.. hago lo que puedo, e incluso me obligo a más..

Ya partí de mi base canceriana, profe, me reestructuré (aunque con Plutón y Urano, no hay estructura que dure demasiado tiempo..). Despierto viendo un techo blanco, aún desconocido, bajo de mi cama -que ahora está en otro lugar-, me pongo mi bata gris y lejos han quedado esas mañanas de WhatsApps de "Liluu arriba!!" y correr a prender la compu.. e intento no preguntarme cuánto más nada. Sólo trato de aguantar con los ojos abiertos, lo más posible, en cada momento, pero bueno... hay que parpadear. Aunque de miedo la oscuridad, de mis propios ojos cerrados por la noche. Aunque a veces entre en pánico por haber llegado hasta donde estoy hoy. Volví a dormir con la luz prendida pero ahora sé saltar cuando hay que hacerlo, lejos, casi sin pensar. Y entiendo que se puede seguir siendo un poco cangrejo aunque la vida te empuje a ser cabra para crecer, porque "hay que hacerlo" (todavía estoy enojade por esa obligación universal, pero ya no pataleo como un bebé.. al menos ya no tanto).

En fin.. si mi año cangrejo es uno de mis dibujos de familia de cuando era chiquite, estás en él. Gracias por enseñarme de responsabilidad, mientras a la vez me llamabas niña. Siempre duele crecer y no quiero hacerlo (hace cuántas vidas lo vendré postergando?), pero si tengo un mapa que me dice que es por ahí, confío, sobretodo porque me lo diste vos. Voy hacia el Norte y sigo camino. Ojalá sepas, profe, lo importante que fuiste en este viaje, espero cruzarte en el próximo, como cada clase me esperabas vos.

domingo, 31 de mayo de 2020

Oración a mi santísima individualidad

Querida versión elevadísima y superior de mi consciencia (Yo), te pido por mi frágil y vulnerable expresión de existencia terrenal (también Yo). Sé que a veces me caigo, muchas me dejo caer, porque es más fácil así, incluso necesario. Sé que en ocasiones me mezclo con lo externo y me homogenizo con la masa, mucho más de lo necesario por un compromiso politico social. También, asumo que por momentos no me escucho, y hago caso omiso a mis propios pedidos; por eso hoy, te pido, me pido, que me protejas de todo vector de despersonalización; me inmunices ante los misiles tóxicos de los decretos de moda y el bombardeo de la red social; no me dejes caer en la tentación de cambiar mi opinión por el resto, y te antepongas a la estúpida necesidad de tener que encajar.

Nadie encaja en un rompecabezas de piezas iguales.



(ja, este texto abandonado que había escrito en 2019/2020 vuelve a mí en un momento clave. Nice)

sábado, 9 de noviembre de 2019

Poner y Sacar

Poner y sacar. Te sacan de tu matriz para ponerte un nombre, acorde a tu sexo. Te sacan de tu eje y te ponen en donde debés estar, donde se supone. Te sacan tu singularidad para ponerte en la planicie de la pluralidad y que no te (o)pongas, nunca, ante el mandato. NenA, sacate los pelos; nenE, las pelotas bien puestas. Siempre poniéndonos en casilleros, en contra de quienes somos, al servicio de quienes deberíamos ser y entre la espada y la pared del útero. Ordenades, alienades, controlades. Siempre pretendiendo sacarnos los derechos, la libertad y la identidad. Poner y sacar. A lo falocéntrico. Violento y normalizado. Constante y lineal. Binarizado. Porque el CIStema es biologista, patriarcal, esquemático y heteronormado.

martes, 8 de enero de 2019

Recordatorio Revelatorio Obligatorio

Y qué me queda? Si me pierdo a mi misme, dónde me busco? Si no me encuentro, a dónde voy? Si dejo de escucharme y hago oídos sordos a mis avisos, cómo sé que necesito? Si no me cuido, quién me cuida? Quién me protege de la crueldad del mundo, si yo soy cruel conmigo? Si no me quiero yo, quién me va a querer? Quién me va a abrazar cuando parezca que todo se desmorona, si a veces creo que merezco desmoronarme yo también? Cómo voy a defenderme de las críticas, si yo me pongo del lado de quienes me señalan, apuntándome también con el dedo? Es de mi lado donde tengo que estar, aunque sólo yo esté conmigo. Y que piensen lo que quieran pensar de mi, si no les agrado, que sigan de largo. No se puede agradar ni complacer a todo el mundo, pero sí debo agradarme y complacerme a mí. Y si mis opiniones impopulares no encuentran cabida en el común de la gente entonces me las guardaré para mí, al igual que primero voy a pensar en mí, y cobijar mi frágil niñe rote, bajo mi ala de adulte resurgide. Y así va a ser como resignifique el ego, que es mío, es quien soy. Yo soy primero para mí, después, soy para el resto.

jueves, 25 de mayo de 2017

Osho.

martes, 28 de marzo de 2017

Casa es un abrazo fuerte antes de irme, que me dure hasta el abrazo fuerte de cuando vuelvo. Casa es encontrarte inesperadamente por la calle camino al trabajo. Casa es mi gata enroscadita al lado mío mientras escribo esto.

jueves, 24 de marzo de 2016

Cómo amo ser yo! Amo tanto no ser otra persona. Lo vivo diciendo, pero es que (creo) es lo que más me gusta de la vida! Y cada vez que percibo algo chocante del exterior, lo confirmo más. Amo no ser esas personas mal ejemplo, pobres tipos/minas, pobres seres humanos, con altas carencias. Amo poder elegir cómo reaccionar. Amo hacer las cosas de la mejor manera (siempre subjetivamente hablando), la mía. Amo SABER que si las hago mal, lo puedo cambiar. Amo saber del poder que tengo para cambiar, amo querer cambiar, no como otros. Amo amo amo! Amo amarme, ser la única persona que va a estar conmigo hasta la muerte y SABERLO, y así poder elegir cómo va a ser esa persona, como voy a ser yo. Escucharon qué bueno que es?! Soy la única persona a la que si alguna vez no soporté, pude modificar para llegar a convertirla en una de las mejores compañías del mundo. Sé que muchos no tienen la capacidad de verlo así, pero cada uno de ustedes es dueño de todo eso, cada uno de ustedes es una persona, es ESA persona...

martes, 9 de febrero de 2016

A veces, junto con aquello que debe ser extirpado, inevitablemente se extraen también partes sanas, vitales, que no se regeneran. Y hasta incluso a veces, por más que intentemos extirpar lo malo, una parte siempre va a quedarse adentro.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

La mina que odia las despedidas, que tiene traumas con los principios y los finales, que padece los cambios de etapas y que se siente un poco incómoda con los "hasta nuncas" y los "para siempres", se elige una profesión en la que constantemente son principios y finales, bienvenidas y despedidas; se mete siempre en situaciones en las que, se encuentra queriendo gente la cual casi seguramente, será efímera en su vida; asume el compromiso de buscarles un hogar a personitas no humanas, y les da todo su amor durante el tiempo de tránsito, aún sabiendo que encariñarse sólo hará más difícil el despegue. A su vez también, a esta mina le cuesta asumir que nada es suyo, salvo ella misma. Y todo lo anteriormente mencionado, consiste en amar sin poseer, en respetar individualidades y en dejar ir. Tal vez esta mina prefiera la terapia de shock. Tal vez, prefiera simplemente sentir fuerte, con toda la potencia. Sentir, vivir al mango, aunque a menudo, duela. Porque aunque eso y aunque todo, vivir siempre vale la pena.

sábado, 11 de abril de 2015

Cuando se trata de gente nunca se sabe. De un animal podés esperar ser amado, ignorado o atacado. De un humano nunca sabés que esperar; te puede amar y odiar de un minuto al otro, te puede cuidar y luego atacar, puede acariciarte mientras planea traicionarte, te puede desear y te puede ignorar... sin duda lo más peligroso, es la facilidad con que cambian su manera de sentir o pensar.

sábado, 31 de enero de 2015

Uno siempre tiene que buscarse, en diferentes momentos de la vida.. nadie se encuentra de una vez y para siempre. Obvio que no es lo mismo que vivir perdido. Me refiero a trasladar la esencia pura de uno a diferentes lugares del cuerpo, el espíritu y el mundo, porque la evolución es sana, y como los caracoles van mudando de caparazón, la esencia, el alma de uno, necesita encontrar a medida que crece, nuevos espacios. Aveces, para encontrarse, uno necesita estar a solas, sin el ruido de otras almas. Otras veces, uno necesita rodearse de ellas, esencias muy diferentes, y contagiarse un poco de su energía, visitar sus mundos interiores y probar sus maneras de explorar el mundo exterior. En esas experiencias uno puede descubrir nuevos rumbos, gracias a otros buscadores, y otras veces, puede escabullirse entre las almas y aveces probar sus métodos, no para emularlas, sino para tal vez hallar en ellas lo distinto y así, finalmente, encontrarse a uno mismo una vez más.

jueves, 30 de octubre de 2014

#13

Quién define lo que nos merecemos? Es curioso, porque cuando se trata de merecer algo que las personas pueden darte, todo pasa por su subjetividad. Tal vez crean que te merecés lo mejor, y lo mejor según su criterio no sea tan bueno. Tal vez crean que te merecés lo peor, y al darte tu merecido te están haciendo el favor más grande.

viernes, 3 de octubre de 2014

Recapitulando me doy cuenta que cumplí algunos sueños simples y mundanos. A menudo reparo en ello y me siento orgullosa, más bien tranquila, de no haberme perdido la oportunidad de llevarlos a cabo, de haber tenido la suerte. Suena como si fueran más grandes de lo que son... pequeñas estupideces de gente estúpida disconforme de sí. Eso es lo que son. Y es por eso que pese a alegrarme, me disgusto, ya que son aquellos tan estúpidos, y los hago tan significantes. Es que, en realidad, más que sueños eran necesidades de un alma pobre y perturbada; traumas históricos, aparentemente inocuos, buscando superarse.
Siempre intenté verme con una mirada externa, y siempre me vi de manera superficial, la más minimalístamente estúpida de las miradas, y siempre me resultó fundamental. Por tal efecto, es que la mirada de los demás siempre me volvió distorsionada, como si me desenvolviera en un eterno trance donde cada accionar de ellos, sirviera para desencadenar un efecto en mi mente que convirtiera la realidad en otra cosa, aveces, no tan diferente de sí misma, pero siempre prejuiciosa, paranoide y superficial.
¿Y qué hago con ello? 7, 8, tal vez 10 años después sigo sobrevolando sobre las mismas irrelevancias. Y serán 15, 20, 30 años luego, tal vez, y quizás yo siga allí (aquí), planeando sobre algo más nefasto que la nada, porque bien, la nada no es ni nefasta, no es nada. ¿Y cuán grave es el asunto? Probablemente muy poco. Después de todo nada de esto me tiene mal. Sólo que lo único grave aquí, son tres cosas: aún no terminar de aceptar mi condición de extravagante superficialidad y exageración, o decidir extirparla; continuar dándole importancia a mi proyecto de persona en lugar de ocuparme de su construcción espontánea misma; y tres: seguir creyendo que por no encontrar mucho nuevo para ver, para (de)mostrar(me), sigo en el mismo lugar. Ah, y una cosa más: al parecer le doy una gran importancia a las fotos, sí. Generan una especie de noción de movimiento histórico, actúan a modo de banda temporal. Necesito de ellas. Tal vez deba dejar de darles tanto poder, no se cuán bueno sea eso, o si en algún momento de la vida, drásticamente, se transformen en fuente recurrente e inevitable de angustias y ansiedad (más de lo que ya). Aunque de otra manera, quizás ayuden. Sí. En cierta forma ayudan... a construir más momentos, en base a otros; para ensamblar las tres caras del tiempo, mientras exista(mos en) el tiempo... sí. Debería sacar más.

martes, 26 de agosto de 2014

Todo demasiado ensayado. No me gusta más.
Los colores muy pensados. Las calorías muy contadas. Los movimientos muy calculados. El sueldo muy designado. Las horas muy agendadas. Los planes muy planeados. Los deseos muy comprados. Los paisajes muy idealizados. Las fotografías muy estudiadas. La decoración muy reglada. Las palabras muy explicadas. Los problemas muy acomodados. Las soluciones muy rebuscadas. Los pensamientos muy canalizados. Los sentimientos muy analizados. Las ideas muy estancadas. Las ansiedades muy atragantadas. Las angustias muy clavadas. Los recuerdos muy anclados. El pasado muy recordado. La vida muy poco vivida. NO ME GUSTA MÁS.

domingo, 18 de mayo de 2014

Tirarte en la cama a llorar sin motivos es HERMOSO. No tenés ni la obligación de explicarte a vos misma que mierda te está pasando. Simplemente, te desahogás. No precisás justificaciones, ni el aval de tu edad o situación actual. A la mierda la filosofía, y si por casualidad, sin querer, te pinta psicologearte, boleo en el orto a Freud, Lacan y todos esos. Pero eso sí, llorá tranquila un sábado, un domingo... que no te haga falta mirar la hora, y que nadie esté esperando tu actuación. Drená líquidos y presiones sin culpa, que como digno círculo que es la vida luego llega el lunes, y otra vez empieza la función.

martes, 4 de febrero de 2014

Somos lo que hacemos.

Siempre hablan de la forma de ser, de "yo ya soy así", de cuestiones determinantes que giran en torno a la "personalidad"; de excusas. Lamento decirles, a todos aquellos que se sienten a salvo bajo el ala de la justificación, que nada en esto es rotundo. Los modos de ser, no son herencia ni una elección definitiva por la que optamos una vez y para siempre. <<<Uno no "hace" en función de lo que "es", uno ES en consecuencia de lo que HACE.>>> Mutamos, nos convertimos en lo que hacemos. Adquirimos hábitos y nos deshacemos de ellos, armándonos y desarmándonos como esculturas de dakis hechos de valores, deseos y moral. Uno puede ser quien quiera ser, uno puede ser su propio personaje articulado con actitudes intercambiables y DEBE ser responsable de ello, de la personalidad que está eligiendo para sí. Las circunstancias de la vida, los enojos, las frustraciones, la vulnerabilidad.. también son excusas. El "costado primitivo" no existe como tal; sí existen el egoísmo, la falta de respeto y la pereza. Está en cada uno la voluntad de hacer el esfuerzo de ser cada día un poquito más humano, o la opción de "dejarse ser un animal" al hacer caso omiso a otra cosa que no sean sus instintos, y así la elección de actuar bien o (como es más fácil) actuar mal, y no esperar sorpresas de las consecuencias.