No estoy fácil, no. No estoy dócil, no. No estoy cordial ni sensata, no tengo ninguna razón para estarlo. No estoy calma, no. No estoy sobria, no. No estoy alegre, bien claro, no tengo ninguna razón para estarlo. Qué voy a estar sobria! Si todo es tan turbio. Prefiero estar ebria y sin equilibrio. Como dice el proverbio, allá en mi suburbio, "perdí mi manubrio, pero no masco vidrio".