"Yo te recomiendo que por ahora vuelvas a lo de tus viejos y te instales ahí una base para reestructurarte y formarte" Y qué bueno que te hice caso, insospechado el año que se nos venía encima... Después de mi año de catástrofe personal, volver a lo de mis viejos, a mi cuarto, con mi cobacha de techo de madera y mi gata, era lo que necesitaba para sanar y recuperar fuerzas para afrontar la adultez inminente que, por más que inútilmente lo intentara evitar, ya me había llegado hace rato. Mi año cangrejo, de volver hacia atrás unos pasos y meterme hacia adentro, era lo que necesitaba para llegar a ser cabra de montaña, y saltar hacia arriba, por los terrenos más empinados.
El peor año para todo el mundo, mi año cangrejo, me acobijó de una manera que me avergüenza admitir, por vergüenza de le niñe mimade que desde hace varias vidas supe ser. Estaba en casa y todes estaban ahí, a una pantalla de distancia, en el resguardo de mi piyama y el calor de una taza de té. No, nadie la pasó bien, para mí tampoco fue una fiesta. Pero lo veo a la distancia y ahora sé, que ese año fue un instante de esos que intentaba inmortalizar en mis dibujos de pequeñe, de esos que ilustrarían mis deseos de cumpleaños y que, me imagino, el cielo estaría hecho de. Un regalo antes de crecer (como si crecer fuera una decisión, o un acontecimiento de un momento al otro).
En cada despertar viendo las vetas de la madera, bajar de mi cama, ponerme mi bata rosa, prender la computadora, me preguntaba cuánto más duraría, me recordaba saborear esas mañanas. Y siento que fue sólo parpadear, y ya no más... Me dan ansiedad las canciones que nos recuerdan que todo cambia o que todo se termina, porque ya lo sabemos y, en mi caso, si escucho música es para olvidar. Es como cuando le ponen sabor rico a un jarabe horrible, dejalo así! Ya sé como son las cosas.. no me gustan.. hace 30 años que intento no pensar, o "por el contrario", que juego a la terapia de shock y me siento ama de llaves de mi Casa 8. Ya sé que no hay tiempo para prepararse para el paso del tiempo, y aún así se me ha tenido condescendencia. Ya sé que hay que disfrutar al máximo, porque nada es eterno (canciones del orto!) pero me da ansiedad.. hago lo que puedo, e incluso me obligo a más..
Ya partí de mi base canceriana, profe, me reestructuré (aunque con Plutón y Urano, no hay estructura que dure demasiado tiempo..). Despierto viendo un techo blanco, aún desconocido, bajo de mi cama -que ahora está en otro lugar-, me pongo mi bata gris y lejos han quedado esas mañanas de WhatsApps de "Liluu arriba!!" y correr a prender la compu.. e intento no preguntarme cuánto más nada. Sólo trato de aguantar con los ojos abiertos, lo más posible, en cada momento, pero bueno... hay que parpadear. Aunque de miedo la oscuridad, de mis propios ojos cerrados por la noche. Aunque a veces entre en pánico por haber llegado hasta donde estoy hoy. Volví a dormir con la luz prendida pero ahora sé saltar cuando hay que hacerlo, lejos, casi sin pensar. Y entiendo que se puede seguir siendo un poco cangrejo aunque la vida te empuje a ser cabra para crecer, porque "hay que hacerlo" (todavía estoy enojade por esa obligación universal, pero ya no pataleo como un bebé.. al menos ya no tanto).
En fin.. si mi año cangrejo es uno de mis dibujos de familia de cuando era chiquite, estás en él. Gracias por enseñarme de responsabilidad, mientras a la vez me llamabas niña. Siempre duele crecer y no quiero hacerlo (hace cuántas vidas lo vendré postergando?), pero si tengo un mapa que me dice que es por ahí, confío, sobretodo porque me lo diste vos. Voy hacia el Norte y sigo camino. Ojalá sepas, profe, lo importante que fuiste en este viaje, espero cruzarte en el próximo, como cada clase me esperabas vos.